miércoles, 11 de junio de 2008
Polo Montañez [fragmento inedito]
Memorias de un guajiro (fragmento de un libro en preparacion sobre la vida y obra de Polo Montañez)
por: José Nelson Castillo González(texto inédito)
Memorias de un guajiro.. tomado de la Casa-Taller Pedro Pablo Oliva
La primera entrevista
Desde el pasado 28 de septiembre del 2001 se esperaba que Fernando Borrego o Polo Montañez cantara en el Cabaret Rumayor; yo necesitaba saber la esencia del "fenómeno musical" que se había adueñado de todos los medios de difusión.
Después de preparar el cuestionario, salí hacia el hotel Pinar del Río donde se hospedaba el cantante. Allí la carpetera escudriñó con su mirada mis intenciones cuando pregunté por el número de la habitación donde se encontraba el cantante, ella sin pensarlo mucho respondió:
"No aparece su nombre en la computadora, es decir, no está reservado."
Bajé las escaleras de la instalación turística, derrotado por la desinformación, al parecer, el cantante del momento no estaba de visita en Vueltabajo.
Dos días después, lo encontré en el lobby de este hotel y en un ambiente amistoso logré este diálogo con el Guajiro Natural:
— Descubro un amor imposible en sus canciones, ¿qué me dice al respecto?
Polo: Bueno, no tan imposible. Imagínate, ya a la edad de cuarenta y seis años, dos o tres amores han pasado, lo que plantea la canción es un amor que se tuvo, que se le dio toda la vida y se le complació, de ir al cielo y traer un montón de estrellas, coger un pajarito que iba volando. Entonces cuando amas demasiado te vuelves un idiota.
— Hay en usted un improvisador nato, o sea, canciones en las que va hacia la improvisación, enriqueciendo los textos, eso me resulta interesante.
Polo: Yo compongo de una manera fácil, con vivencias, con cosas que yo palpo, que yo siento; si no tengo el problema, me lo invento o si no, tomo los de un amigo mío.
— Es decir, que la vida cotidiana, día tras día, le ofrece un nuevo texto.
Polo: Exactamente, hay diferencias de emociones, uno se levanta triste, recuerda algo triste, trágico, entonces por ahí puedes empezar a componer. A veces lo haces de una manera diferente porque estás esperando tu cumpleaños, alguna fiesta y entonces, compones por esa línea, una cosa rica, alegre.
— Yo descubro lo anecdótico en sus canciones, una historia amplia que sobrepasa sus 46 años. Explíqueme, por favor.
Polo: El problema es que yo soy un cantante muy joven en el mundo discográfico y viejito de edad porque ya tengo 46 años y llegué tarde a este mundo, aunque no soy tan viejo, pero se me notan las arrugas de los años y... nada, ahora es que yo estoy comenzando a darle valor a mis cosas. Descubrí que estoy por el camino correcto; además, tampoco esperaba que me aceptara tanto público, porque cuando yo empecé a componer cantaba con la familia en las casas y nunca imaginé que iba a llegar a un punto tal como hoy, con un Pinar del Río completo que me adora, además de ser muy apreciado en el extranjero, para qué te voy a contar. Ya tuvimos el Disco de Oro en Colombia, ahora vamos para el de Platino, estoy feliz... potente.
— ¿Le preocupa el futuro a Polo Montañez?
Polo: Claro, como a todo el mundo, eso es normal, tengo que hacer esto, lo otro; pero bueno, ya estoy comprometido con el futuro. Por mi parte esto es una cosa seria, porque si ya llegué, no puedo defraudar a la gente, entonces tengo que tratar de hacer las cosas más bonitas, más agradables, para que mi pueblo se sienta seguro de Polo Montañez.
— Nadie es profeta en su tierra. ¿Cuáles son las insatisfacciones con la promoción de su obra?
Polo: Bueno, no me siento muy mal, además esa frase es muy buena, porque de alguna manera yo me guío por mi pueblo. En Las Terrazas soy una gente querida, porque a la vez que te quieren, que te admiran, sí se puede ser profeta. ¿Por qué no?
— Sin embargo, el pueblo de Candelaria se queja de que nunca ha cantado en su municipio. ¿Qué dice usted sobre eso?
Polo: No, ése es un problema de Organismos, de Empresas; yo no puedo cantar para más de cuarenta personas a capella. Entonces, como no hay recursos en Candelaria para nada, la gente no puede escucharme, porque si vamos al área de festejos, donde irán más de 2 000 personas, tiene que haber un audio para que todos me escuchen, por eso no vamos.
— O sea, ¿son problemas organizativos, no problemas de Polo Montañez?
Polo: Polo Montañez nunca tiene problemas, yo siempre estoy dispuesto para todo y voy a cantar dondequiera que sea.
— De Guajiro Natural se ha convertido en un artista famoso. ¿Qué piensa de ese cambio?
Polo: Yo no me considero famoso, yo cambio la fama por otra cosa; lo que soy es un artista dichoso por tener ese público que me aceptó, que "pegué" y estoy muy contento con ello. Pero para mí la fama no significa nada, yo no creo que una canción cambie a una persona, y es más, te digo que el que cambia con los demás es porque siempre fue así, lo que no había tenido tiempo para demostrarlo. Yo no me siento famoso, me siento dichoso porque tengo un público bueno.
—Su música se conecta con la obra de Liuba María Hevia y Celina González, porque conozco que es su música preferida...
Polo: Influencias tengo muchas, no sólo de esa gente que usted menciona sino también porque mi papá tocaba la guitarra tres; escuché el Septeto Habanero y al Benny. Mi música puede que tenga contactos con la de Liuba, con la de Ramón Veloz, pero lo que yo hago es algo que sale del corazón y cuando vienes a ver, puede ser que tenga un parentesco con algunos de esos artistas, muy buenos por cierto.
— ¿Aspiraciones de Polo Montañez?
Polo: Yo aspiro para los próximos meses seguir avanzando mucho en letra, música, melodía y que mi pueblo me siga queriendo.
— Le auguro un éxito rotundo teniendo en cuenta que con usted se cumple el título de su disco GUAJIRO NATURAL, sin comillas, sin asteriscos, porque le nace del corazón ser natural. Yo le agradezco el haber accedido a esta entrevista.
Umbrales
Nadie en la familia Borrego-Linares imaginó que Polo —como le apodaban desde niño— alcanzaría la fama y llegaría a la cima de su carrera musical en tres años. La vida en las montañas de Candelaria, Pinar del Río, era para trabajar y por las noches escuchar el programa de radio "Nocturno" de la emisora Radio Progreso.
Fernando fue el penúltimo de los doce hijos que tuvo el matrimonio de Julio Borrego Casás y Lucrecia Linares Martínez. Él era carbonero y ella partera. Su madre estaba al cuidado de la familia en el hogar, auxiliándose de una de sus hijas.
Sus hermanos eran Rosa, Julián, Luis, Israel, Paula, Aurora, Juan, Marcelo y Santos.
Nació el 5 de julio de 1953 en la finca El Brujito, Candelaria, pero según investigaciones, la fecha de nacimiento que internacionalmente se conoce es el 5 de junio de 1955.
Fue bautizado por el sacerdote Feliciano Irígora el 23 de junio de 1955, en la iglesia parroquial de San Cristóbal, provincia y Diócesis de Pinar del Río, Cuba. Según consta en el libro No. 52 General de Bautismo fue inscrito con el Folio 66. Sus padrinos fueron Santiago Díaz y Nieves Díaz.
La infancia
Según su familia desde los siete años ya daba lo que iba a ser, es que cuando él tenía cinco meses se enfermó de la garganta, y entonces la madre hizo una promesa de vestirlo de amarillo como una mujer. Al llegar cualquier visita a la casa, solía decir: "Ay, señora, pero qué linda está su niña", y entonces Polo se reía y a veces se acercaba para que se sorprendiera de que era varón. Desde pequeño era cariñoso, lo recuerdan siempre así, con viejos con niños, trataba bien a todos.
Uno de sus juegos consistía en utilizar dos tusas de maíz, como si fueran dos yuntas de bueyes -cuando aquello no tenía juguetes- y las arrastraba por la tierra. Era flaco, siempre feo.
Era un niño muy activo andaba con su papá y sus hermanos. Su mamá lo tenía mimado porque cuando niño estuvo enfermo de los nervios. Travieso se iba para el río antes de trabajar en el campo o ir para la escuela. Allí Polo se bañaba en compañía de sus hermanos y primos. Había un monte espeso, subía a un palo y se agarraba de otro.
Siempre anduvo descalzo. Acompañaba a su papá a la bodega, compraban zapatos y ropa, los traían a ver a quiénes les servían más o menos. A veces había zapatos que no se sabía de quiénes eran. Se calzó por primera vez a los catorce años.
Allá cada cual vivía en su mundo, eran casas muy aisladas, cualquiera que visitara la zona no imaginaba de dónde salía tanta gente.
La familia Borrego-Linares se trasladaba de un lugar a otro, cada seis meses vivían en un lugar diferente, porque cuando se les acababa el bosque ya no tenían para hacer carbón; así se establecieron en la Finca el Cuzco, cuando Polo tenía 13 años. Por ese entonces los maestros estaban muy escasos y cuando veían la oscuridad de la noche y los ruidos del monte se iban y no volvían.
Polo matriculó en la escuela primaria "Ismael Ricondi", y su maestra se llamaba Nancy Frontela. De esa etapa recuerda la negativa de Polo para ir a la escuela, casi que había que llevarlo a la fuerza.
Polo siempre estaba cantando, entraba y salía de la casa tarareando algo. Mecho, como le decían a su madre, comentaba con sus hermanos: "Este muchacho tiene delirio de cantar, no para de cantar. Quizás yo no esté viva para verlo, pero Polo va a ser un gran músico".
Por donde quiera que caminaba iba cantando, la gente decía: "Escuchen, ése es Polo". "A veces yo escuchaba el sonido de las latas y cuando miraba para el camino era Polo con su música", -confesó el anciano Santiago Mesquíaz, vecino del lugar donde nació Polo, cuando parecía que la noche me devoraba entre testimonios.
El Guajiro Natural es músico casi desde que vino al mundo, su papá lo llevaba a las canturías desde el año 1967. Varios de sus tíos, en unión de Julio Borrego, integraban un septeto musical que todos los fines de semanas amenizaba las actividades campesinas, en ese lugar llamado "El Brujito". Como Polo era tan pequeño no podía tocar la tumbadora y lo sentaban en la marímbola, que era un instrumento musical rústico, consistente en una caja de bacalao con dos flejes que emiten un sonido grave.
Empezó tocando la tumba, subiéndose en un banquito. La tumba tenía un cuero de chivo que se calentaba en una penca de guano para que el instrumento se escuchara con más fuerza. Después se supo que Polo tenía más afinación para la guitarra que para la tumba.
Cuando su hermano Luis se iba a trabajar, el niño cogía la guitarra y fue aprendiendo solo. Según Santiago Mezquías, pensaban que él iba a ser tumbador, sus pequeños brazos se movían a una velocidad increíble.
Algunos campesinos de la zona, que tenían recursos, organizaban bailes, daban mercancía fiada y contrataban al grupo Los Mendulios integrado por la familia de Polo, para hacer dinero en una sola noche. Ellos tenían una guitarra, una marímbola, las maracas y la tumbadora. Esas actividades duraban dos noches, con dos días, en dependencia de la cantidad de mercancía que tuviera quien iba a dar la fiesta.
El organizador del baile hacía una lista de los hombres que iban a bailar con las muchachas. Después de bailar, el hombre invitaba a la muchacha y a su familia a la cantina, y esto le daba derecho a bailar toda la noche con la misma joven. Algunas veces se cobraba la entrada, en otras ocasiones se cobraba lo que se ofertaba: pan con lechón y ron. Y se bailaba hasta el otro día.
En ese tiempo vivían cerca de los márgenes del Río Bayate. Años atrás habían residido en Santa Calina, El Herepe, La Cañada del Infierno, un lugar intrincado que lleva ese nombre porque los ríos que había eran muy fuertes y cruzarlos era casi un infierno.
El último lugar donde vivieron fue en la finca Casa Blanca en Candelaria, Pinar del Río.
Al triunfo de la Revolución se le entregó a la familia una parcela de tierra para que cultivaran malanga, yucas y frijoles. En aquella época ya Julio Borrego estaba muy viejo, algunos de los hermanos de Polo se fueron para la milicia, y ya no podían mantener la tierra; y se fueron a vivir para la comunidad.
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1 comentario:
muy bueno este bloggg.. me encanta la musica cubana.. sobre todo por la historia que le fue dando forma... les recomendaria a todos escuchar que no se van a arrepentir..
saludoss
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